La fórmula para salvar a cualquier dictadura es universal: crear un enemigo, iniciar una guerra. Estamos de vuelta a la época soviética de las mentiras. El estado de guerra es el elixir de la vida del régimen. Una nación en éxtasis patriótico se hace con su «líder nacional», mientras que quienes no estén de acuerdo pueden ser declarados «traidores nacionales». El análisis en The Guardian
Joaquín “el Chapo” Guzmán era el narcotraficante más buscado del mundo. Lo atraparon en febrero de este año. Ahora aparece otro “Chapo” en el negocio: Fausto Isidro Meza, alias “el Chapo Isidro”. Ya está en la lista negra de Estados Unidos, fue rival de Guzmán y ahora se perfila como el capo más prominente de México y al parecer comanda un violento grupo “independiente” pero afiliado al cartel de los Beltrán Leyva, en Sinaloa. ¿El próximo gran jefe? Su carrera en BBC Mundo
Hoy Escocia decide su destino: independizarse o seguir atada a Inglaterra. Antes que ellos, otras naciones han consultado a su gente antes de iniciar procesos separatistas en la historia reciente. Algunos casos terminaron bien, otros condujeron a conflictos bélicos. En Quebec y Puerto Rico el voto mayoritario ha ido en contra de la separación. En la antigua Yugoslavia y también al desintegrarse la Unión Soviética, la situación fue más compleja. Un repaso en El Mundo
Ser extremista no implica ser terrorista. Son cosas distintas, aunque claramente una conduce a la otra. El reto que plantea Estado Islámico –y otras organizaciones de su tipo- no es preguntarse por qué hay gente que se suma: esa es una pregunta que no tiene una respuesta concreta. Es una pregunta que tiene muchas respuestas. O ninguna. Si el enfoque es combatir el “por qué”, la estrategia falla. Lo que hay que entender es el “cómo”. John Dorgan, autor del libro The Psychology of Terrorism ha conversado con muchos terroristas y cuenta las cosas que ha encontrado en este texto para Vice
Eran aproximadamente 1.639 plantas sembradas en 1.250 metros cuadrados de terreno en Chiapas. En términos del negocio es poco, casi nada. Pero es mucho lo que representan: los carteles mexicanos de la droga están experimentando para producir coca ellos mismos: desde la cosecha hasta el producto final. El hallazgo del primer sembradío de plantas de coca en México abre las puertas a una nueva dimensión del problema en el país: capos más fuertes e independientes de la relación con los productores sudamericanos. La situación en Business Insider