
Se imponen nuevas rutinas en los venezolanos: largos y tediosos recorridos en busca de alimentos básicos como harina de maíz, azúcar o aceite, que han desaparecido de los supermercados. Lo mismo sucede con medicamentos oncológicos y otras medicinas de uso cotidiano. Y con los repuestos para automóviles y electrodomésticos. La escasez marca el día a día en el país del socialismo del siglo XXI. Testimonios en El Universal
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