Se llama Patrick Moore y se le conoce como ambientalista. Pero curiosamente, también es un relacionista público que hace lobby para empresas energéticas y de la agroindustria. Sus clientes se cuentan entre los blancos favoritos de los ecologistas. Toda una contradicción.
Pero Moore es así: contradictorio. Niega, por ejemplo, que el mundo tenga un problema con el calentamiento global. Y recientemente salió en defensa del glifosato: un herbicida cuestionado en Argentina por sus efectos sobre el organismo humano. Según Moore, este agroquímico es tan inocuo que cualquiera podría beber un vaso. Cualquiera, menos él…
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