
Si no dejamos rastros no somos rentables ni manipulables. Ese es el espíritu que impulsa movimientos y la creación de sistemas para cifrar contenidos en la red. Motivos políticos, militares y activismo plantean la necesidad de espacios privados en esto que han dado en llamar la deep web: un lugar a donde no llegan los buscadores tradicionales. Pero al que sí tienen acceso redes criminales. El tema planteado en El País
Asia aumenta su catálogo de flora y fauna Next Post:
A rebelarse: la Constitución lo exige