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Un mundo feliz

Por Roger Santodomingo | @CodigoRoger

Si usted es de los que se pregunta quién va al trabajo para ser feliz, se sorprenderá al descubrir un movimiento global para su promoción en el espacio laboral.

El campo de la felicidad en el trabajo es el resultado de varias innovaciones en neurociencia, psicología positiva y de los cada vez más precisos estudios econométricos y encuestas dirigidos a medir el bienestar de la población.

Grandes y pequeñas compañías, empezando por las empresas tecnológicas como Google que, además de esforzarse por ser competitivas en un mercado inmisericorde, están experimentado ideas para hacer la vida de sus empleados más llevadera.

Para ello se han inventado sonoros cargos como “Ejecutivo de Diversión” y “Jefe de Alegría”.

Uno de ellos es Alain Lagger el flamante director de felicidad de la escuela de idiomas en Internet Open English.

Me encontré con Alain en un pequeño café de Washington DC. Es un hombre alto, fornido y tremendamente carismático. Feliz a primera vista. Fue policía en Amsterdam, modelo y productor de cine en Los Angeles.

Hace unos años se apartó del mundo, a meditar en un bosque en el estado de Nueva York. Regresó de su retiro con su nueva vocación y pasó a engrosar la creciente industria de consultores de felicidad.

“La gente me dice a menudo que tengo el mejor trabajo del mundo y tienen razón”, dice . “Pasamos buena parte de nuestra vida en el trabajo, así que por qué no hacer de ese tiempo el más feliz posible. Como consecuencia de encontrar felicidad y un propósito en nuestro trabajo, podremos experimentar un impacto positivo en otras áreas de nuestra vida”.

Alain visita constantemente oficinas en varias ciudades de América Latina y Estados Unidos. Organiza fiestas entre los empleados, les enseña a meditar y les da técnicas para vivir más plenamente.

Su práctica, dice, se apoya en la más reciente evidencia científica de que la felicidad se puede aprender. Y Gallup, la empresa de encuestas, lo confirma.

Gerver Torres, el director asociado de Gallup, me dice que en efecto, de todos los hallazgos que más le han sorprendido es que el trabajo, las empresas son generadoras o destructoras de felicidad:

“Si alguien se siente feliz en su trabajo esto es contagioso y se transmite a su hogar y de allí a la sociedad. Ser feliz en el trabajo no solo es una consecuencia de un buen sueldo, es sobretodo resultado de la sensación de estar haciendo algo que tiene sentido y estar en un ambiente donde sus ideas son tomadas en cuenta”, explica Torres.

Una estrategia que además puede ser rentable. Un equipo de la Universidad de Warwick en Inglaterra, luego de estudiar a 700 individuos de diversas compañías, comprobó que aquellos empleados que son felices son 12% más efectivos.

El campo de la felicidad en el trabajo es el resultado de varias innovaciones en neurociencia, psicología positiva y de los cada vez más precisos estudios econométricos»

Una de esas empresas estudiadas fue precisamente Google. Sus oficinas son como un gigante parque temático en el que sus empleados tienen espacio para jugar, comen gratis y reciben lecciones sobre cómo ser felices y disfrutar de la vida… Haber invertido en la felicidad de sus trabajadores realmente le ha traído dividendos. Se estima que su productividad creció en 37% a consecuencia de ello.

Claro que esta fórmula puede llevarse a un extremo con consecuencias imprevisibles.