
El reto de las guerras del futuro exige aviones no tripulados con características reforzadas: más veloces, sigilosos, maniobrables, mortíferos y que escapen a los radares. Por eso el drone Predator que utiliza Estados Unidos muy pronto será inservible. El patrón a seguir es el del modelo Stealth. Y todos los países con capacidad para entrar en el juego ya hacen sus apuestas. Más en The Daily Beast
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