A él acudía Steve Jobs, de Apple, para que diseñara sus nuevos productos y hasta sus tiendas. Algunas de las cosas que utilizamos a diario fueron concebidas por él: David Kelley es el mejor diseñador del planeta.
En 1978 comenzó a imaginar objetos revolucionarios desde su compañía IDEO aplicando una norma que le resultó exitosa: lo primero es entender la conducta de los usuarios, de usted, de nosotros, para hacernos la vida más fácil y grata.
En tiempos en los que el diseño en el mundo de la informática y la computación era un factor poco importante y subordinado a la efectividad de la máquina, a principios de la década de los años ochenta empezó el cambio: la llegada de las computadoras personales a los escritorios de gente común y corriente demostró que la estética y manejabilidad marcaban enormes diferencias.
Fue Apple la empresa que más apostó al diseño. Y con ella estaba David Kelley para dejar clara la primera gran lección: la innovación debe tener buen gusto. Por eso Silicon Valley ya no es solo tierra de ingenieros y actualmente es la gran capital del diseño.
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