
Un argumento en contra de fugas de información del calibre de casos como el de Edward Snowden apunta a preguntarse si esas filtraciones no constituyen una especie de afrenta contra la democracia, si son usurpaciones al legítimo derecho de un funcionario a decidir que determinados datos sean mantenidos a buen resguardo. Pero, ¿no son demasiados los secretos que se guarda Estados Unidos? Algunas consideraciones en The Atlantic
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