
En febrero los Legionarios de Cristo presentaron un comunicado público en el cual aceptaban y lamentaban lo que tanto negaron: el abuso de seminaristas menores de edad. “Los actos inmorales con hombres y mujeres adultos, el uso arbitrario de su autoridad y de bienes, el consumo desmesurado de medicamentos adictivos…”. Las acusaciones de pederastia contra su fundador Marcial Maciel pusieron a la congregación en terapia intensiva: ahora quieren demostrar que han cambiado. ¿Podrán? Un buen reportaje en la revista Gatopardo
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