
Paulo Pereira Da Silva es un personaje interesante. No porque haya estudiado física cuántica, sino porque inventó lo impensable: el papel higiénico negro. Renova es el nombre de su empresa. En 2006 presentó el papel en una feria de París y allí vio que su estrafalaria idea podía ser rentable. Hoy no compite con los gigantes del negocio pero su compañía factura 130 millones al año y es tan respetada e innovadora que desde Portugal acaba de aterrizar en Estados Unidos y su caso es materia de estudio. El concepto se le ocurrió en Las Vegas, viendo al Cirque du Soleil. La historia en El País
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