
El espectacular crecimiento de esta organización política en España obliga a reflexiones sosegadas, más allá de la alarma mediática. Para empezar, Podemos no es un fenómeno extraño: se inscribe en la órbita de los partidos anti sistema que florecen en un contexto de “cartelización” política y se afianzan en medio de crisis económicas. Otro elemento es que si bien crecen invitando a la participación, rápidamente son controlados por una cúpula. Y, además, su patrón de evolución requiere en algún momento de posiciones moderadas para seguir aumentando el caudal de simpatías. Un análisis en El País
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