
En Jamaica, Nicaragua y Haití hay monumentos que celebran los viejos buenos tiempos: los del petróleo caro y la “generosidad” del entonces presidente Hugo Chávez, quien podía darse el lujo de enviar 200 mil barriles diarios de petróleo a 13 países (la mitad nada más para Cuba) a cambio de apoyo político y –en ocasiones- de caraotas. Caracas debe reconsiderar lo que hace en Petrocaribe: con el precio del crudo en picada y buena parte de su producción comprometida en esa alianza y por sus acuerdos con China, la lógica indica un cambio. Pero eso sería admitir que la revolución ha fallado. La situación en Financial Times
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