
El presidente Nicolás Maduro supo crear una gran expectativa con el anuncio de lo que llamó “el sacudón”, algo que se prometía como una “revolución dentro de la revolución” y que se traduciría en medidas importantes para enfrentar la crisis económica del país. Pero el mandatario venezolano no hizo más que mover sus piezas de un lado a otro, celebrar el “éxito” de su modelo económico y social y crear unas instancias centralizadoras. El único sacudón que hubo fue el pase a otro despacho del todopoderoso ministro petrolero Rafael Ramírez. Una buena explicación en El País
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