13 diciembre, 2011 •
El Observador Global •
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Sería sorprendente que no hubiese protestas en las calles de Atenas, Madrid o Nueva York. El desempleo y la precariedad económica bastarían para convertir a millones de resignados en indignados. Pero, además, el constatar que algunos de los causantes de la crisis ahora se están lucrando de ella produce una reacción humana casi natural: …
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