
En 1976 pareció que la búsqueda de vida en Marte se anotaba un triunfo: una de las sondas Viking encontró evidencias de que el suelo era capaz de metabolizar nutrientes y convertirlos en dióxido de carbono, una prueba de la presencia de microorganismos. Pero la otra sonda probó lo contrario. Desde entonces, ha habido otras oportunidades en las que parece que sí, pero al final resulta que no. Las historias en The Huffington Post
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