
Durante siglos la iglesia italiana ha convivido con las organizaciones de la mafia: o tolerándolas como una suerte de “mal menor” o en franca alianza. Por eso no deja de ser importante el gesto del Papa Francisco quien en la tierra de la temible Ndrangheta se atrevió a anunciar que los mafiosos han quedado fuera de la Iglesia y los señaló como adoradores del mal. ¿Podrá Francisco contra el crimen organizado? Sus alegatos en El País
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