
Ir a la frontera de Israel a ver cómo el sistema antimisiles acaba con los cohetes que lanza Hamas, mirar desde lejos la guerra en Siria, explorar la Libia que dejó Kadafi o intentar un paseo por Corea del Norte. A cosas como esa hay quien las llama Dark Tourism y hasta existe un instituto que se encarga de estudiar el fenómeno que ha crecido con rapidez: 65% cada uno de los últimos cuatro años. Es la nueva ola de la industria de los viajes, explicada en esta nota de The Atlantic
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