El caracol gigante, el pez león de tu acuario, la pitón mascota de tu vecino y hasta la planta acuática que a todos les parecía ideal como ornamento, se han convertido en una plaga. Son especies invasoras. Y como ellas hay miles sacadas de su hábitat natural por capricho, por un negocio que mueve 20 mil millones de dólares al año, pero también por accidente y como consecuencia de la globalización y el cambio climático. La internacionalización de este fenómeno entraña un grave problema ecológico y riesgos para la salud humana
Ambiente extremo: “Una foto no vale tu vida” Next Post:
Cambio climático: ¿Adiós Miami?