Yukio Hatoyama se convirtió en primer ministro de Japón el 16 de septiembre de 2009. Duró apenas unos pocos meses en el cargo, pero dejó un perdurable legado de excentricidades: su historia combina poder político, viajes interplanetarios, promesas incumplidas, evasión de impuestos, escándalos, una “dieta” de gotas de sol y tras dejar el cargo luego de un desastroso periodo de gobierno, se montó en las tablas travestido en mujer para su debut como actor.
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