
Espoleados por una suerte de trauma y convertido el tabaco en un producto condenado, el mundo parece obsesionado con buscar nuevos culpables, nuevos villanos que arrebatan calidad de vida. La lista es larga, pero hay asuntos muy cotidianos: consumo de azúcar, de carne, de leche, de gluten y el sedentarismo. Todos son “el nuevo tabaco” y contra ellos hay que batallar. ¿Qué hay de cierto en estas concepciones? No crea todo lo que le dicen: primero lea esta nota de El País
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