
Parecía un asunto resuelto por agotamiento, pero los estudiantes han vuelto a las calles de Hong Kong y el Gobierno chino no parece muy dispuesto a un acto conciliador. Todo lo contrario. Sin embargo, lo que menos le conviene a Beijing es que se agiten las cosas en Hong Kong, un lugar en el que el temeroso dinero de las inversiones necesita un ambiente calmado. ¿Puede el régimen chino ofrecer algo para despejar la posibilidad de una escalada de protestas? Claro que sí. Un análisis en Financial Times
Colombia: consecuencias del secuestro Next Post:
GAFA go home: el rechazo francés