
Desde 2003 cada 1 de julio los habitantes de Hong Kong realizan una marcha para reivindicar sus derechos y exigir reformas democráticas ante Beijing. La de este año pudo haber sido la más concurrida: 510 mil personas, según los organizadores. Y todo en calma: tanto que el temeroso mercado de valores cerró al alza. Por un lado, se demuestra que las manifestaciones no tienen por qué llevar a la ciudad al caos. Pero, por el otro, queda la duda: ¿qué presión pueden sentir las autoridades ante un comportamiento tan ejemplar? La situación –con video de la jornada- en The New York Times
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