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Brasil parecía haber llegado a la cima del mundo, tras fungir como sede de eventos tan influyentes como el Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016… Pero la ilusión no duró mucho y ahora el gigante sudamericano apenas sobrevive entre masivas protestas, una economía en caída libre y numerosos casos de corrupción, como el de Odebrecht. Sin embargo, lo peor podría estar por venir… Es momento de que los brasileños decidan si quieren abandonar la democracia con una dictadura militar, si prefieren estar bajo el mismo esquema de corrupción con el regreso de Luiz Inácio Lula da Silva o si quieren avanzar a una democracia más transparente.
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