Vivimos rodeados de una enorme cantidad de tecnología, de aparatos y aplicaciones que constantemente levantan información sobre nosotros, sobre lo que hacemos y lo que nos gusta. Y esos datos son utilizados por los gobiernos, por la ciencia y especialmente por las empresas que tratan de vendernos sus productos y servicios. Pero ahora cada vez hay más gente que usa esa información para beneficio propio. El movimiento Yo Cuantificado es el mejor ejemplo: son miles de personas que recogen datos sobre sus vidas, los pasos que dan, las horas de sueño, las calorías consumidas, su ritmo cardiaco y todo lo que pueda ser medible en su día a día. ¿Y para qué?
Les anima un principio: “Lo que no se puede cuantificar, no se puede gestionar”. Acumulando información toman decisiones, cambian hábitos, mejoran su desempeño, se convierten en gerentes de su bienestar. Y sus herramientas son aplicaciones instaladas en sus teléfonos inteligentes, o dispositivos más sofisticados y hasta prendas de vestir que parecen venidas del futuro.
¿Funciona? ¿Sirve para algo? Ellos dicen que sí. Conozca en este reportaje a los miembros de la “tribu” global del Yo Cuantificado
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