Son miles las opciones de cultos para los católicos que no se sienten bien atendidos por su iglesia. Misas aburridas, sermones antiguos, escándalos. Muchos factores inciden en una realidad evidente: el número de católicos en el continente americano disminuye y las bajas en el público latino constituyen una gran preocupación. ¿Podrá Francisco frenar la estampida y renovar la fe? ¿Cuál es el filón político de este cambio?
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