
Fue una estrategia que se utilizó en 1971. Para entonces, el doctor Julio Maiztegui investigaba cómo contener a la llamada “fiebre hemorrágica argentina” –o “mal de los rastrojos”- y ese año demostró que podía reducirse la mortalidad si se aplicaba a los pacientes plasma de personas que habían sobrevivido a la enfermedad. El protocolo de este plasma autoinmune fue compartido con la Organización Mundial de la Salud y se adaptó para empezar ahora a enfrentar al brote de Ébola. La enfermera española Teresa Romero recibió el tratamiento. Detalles en La Nación
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