El secuestro y la reciente liberación de un general del Ejército colombiano por parte de las FARC deja un conjunto de posibles conclusiones sobre la mesa de los negociadores de paz. Por una parte, demuestra que –pese a todo- hay un grado de unidad en la guerrilla que hasta ahora se había puesto en duda. Es decir, los jefes mandan de verdad aunque estén en La Habana. Pero al mismo tiempo estos hechos reforzaron la imagen negativa de las FARC en la ciudadanía. ¿Y cómo queda el Gobierno de Santos? Las variables en Semana
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