
La filtración de fotos y videos comprometedores de estrellas del cine y otras celebridades ha dejado algo muy claro: las agencias de seguridad y las empresas tecnológicas solo responden con celeridad si se trata de gente famosa. En situaciones de acoso en línea, amenazas y venganza porno, la gente común está atrapada en un marco de impunidad a menos que logre hacer mucho, mucho, ruido. La situación en Slate
5 mitos sobre el Ébola Next Post:
Cuba: cable hay, conexión a Internet no tanto