
Por Carlos Malamud
Salvo alguna excepción, las opiniones gubernamentales latinoamericanas frente a las manifestaciones de la oposición venezolana se caracterizaron por la solidaridad con el presidente Maduro o por el silencio. Muy pocas voces críticas se erigieron tímidamente en defensa de los derechos humanos y la libertad de opinión. Entre ellas las de Juan Manuel Santos, Sebastián Piñera y Ricardo Martinelli. También Óscar Arias.
El primero, porque la radicalización de Venezuela puede afectar a Colombia. De hecho, algunos de los numerosos colombianos allí asentados fueron devueltos a su país. El segundo porque ya está de salida (el 11 de marzo asume Michelle Bachelet) y bien podríamos preguntarnos si hubiera actuado de la misma manera en otra circunstancia, o hubiera primado la tendencia de mantener buenas relaciones con el “vecindario”.
Santos, Piñera y Martinelli fueron acusados por Maduro de injerencia en los asuntos venezolanos y complicidad con los “fascistas” opositores y EEUU. Sobre su colega colombiano señaló: “Me va a venir a dar lecciones de democracia el presidente Santos, cuando yo vengo a defender el derecho a la paz del pueblo de Venezuela… Nuevamente comete un error… al dejarse llevar por su simpatía con la derecha fascista de Venezuela”.
Tampoco se anduvo con rodeos o sutilezas diplomáticas quien fuera ministro de Exteriores de Hugo Chávez a la hora de referirse a sus principales críticos: “La derecha de América Latina se ha alineado contra el Gobierno de Venezuela, el presidente Piñera…, el presidente Santos…, el presidente Martinelli…, han cedido a las presiones del Departamento de Estado y se han lanzado contra Venezuela… Yo les hago un llamado a que no se sumen al ataque para dividir a América Latina atacando a Venezuela”.
En la posición contraria están los presidentes del ALBA y de otros países, como Argentina, que respaldaron rápidamente la versión oficial del golpe de estado en Venezuela orquestado por la derecha “fascista” y EEUU. Raúl Castro, el más firme sostén de Maduro, dijo que: “Estos hechos confirman que dondequiera que haya un gobierno que no convenga a los intereses de los círculos del poder en EEUU y algunos de sus aliados europeos se convierte en blanco de las campañas subversivas”. Comparando a Venezuela con Ucrania, Siria y Libia, cargó contra la UE al defender al gobierno elegido “libre y soberanamente” por los venezolanos.
Para el futuro de Cuba la subsistencia del régimen chavista es su mejor garantía. De ahí el interés del gobierno y sus servicios de inteligencia por todo lo que ocurre en Venezuela. Como dice Moisés Naim: “Cuba no sólo exporta técnicas represivas. También exporta malas ideas políticas y económicas. Sin el petróleo gratuito que Cuba extrae de Venezuela su influencia continental no sería la misma”.
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S.O.S Venezuela en el mundo