El golfo de Adén, cruce de caminos entre Oriente y Occidente, es el escenario de una guerra no declarada. Las grandes potencias han desplegado ahí sus fuerzas navales para combatir a los piratas que asaltan barcos mercantes, petroleros o incluso buques con ayuda humanitaria. Es una guerra desigual, por un lado, navíos equipados con la más alta tecnología bélica. Por otro, lanchas tripuladas por un puñado de hombres.
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